Ya debéis conocer esta historia…
En una ocasión una rana del Océano llegó frente a un pozo y saltó a su interior. Allí se encontró con una rana, la rana del pozo, e hicieron amistad. Esta rana le preguntó:
– ¿De dónde vienes?
– Del Océano
– ¿Es más grande que este pozo? – preguntó la rana del pozo con la mirada cargada de sospecha…-
¿Cómo podría haber algo más grande que este pozo donde vivía? La rana Oceánica se rió y dijo:
– Es difícil decirlo porque no tengo con qué medirlo.
– Te daré alguna medida a ver si puedes… -dijo la rana del pozo-
Saltó un cuarto del pozo y otro cuarto a través y preguntó:
– ¿Es así de grande?
– No -dijo riendo la rana Oceánica…-
Saltó la mitad del pozo y preguntó:
– ¿Es así de grande?
– No -volvió a decir la otra rana-
Entonces saltó todo el pozo, entero, y dijo:
– Ahora no puedes decir que no.
– Puede que te sientas herida, y no quiero resultar ofensiva, pero la respuesta sigue siendo no -respondió la rana del Océano-
– ¡Lárgate de aquí, mentirosa! ¡No hay nada más grande que este pozo! No vas a engañarme… debes haber pensado que me engañarías, no puedo creer algo tan absurdo. ¿Cómo va a existir algo más grande que este pozo?
El dios del Océano le contestó ¿Puedes explicarle el mar a una rana que vive en un pozo? ¿O explicarle lo que es el hielo a una libélula estival?
Dice Lao Tsé: “La verdad no puede decirse. Y lo que puede decirse no puede ser verdad”
Dice Allan Watts: “El menú no es la comida”